No, no es una locura. Se puede hablar de las aplicaciones tecnológicas de la Filología. Hay más usos prácticos de la Lingüística que de los que somos conscientes; algunos de los puntos de intersección de la gramática y la informática son tan cotidianos que nos pasan incluso desapercibidos.
Me ha encantado este video, en el que Elena Álvarez, del Molino de Ideas, explica algunas de esas aplicaciones prácticas de la Filología. No es realmente mi campo, pero me gusta cómo expone la relación real que se establece entre la Lingüística y las nuevas tecnologías: el GPS, los sistemas de reconocimiento de voz, el corrector ortográfico del móvil, las búsquedas en Internet… son algunos de los ejemplos que utiliza (¡muy gráficos y comunes!) para explicarnos a qué se dedican las empresas o los profesionales de la tecnología lingüística.
«Internet no es otra cosa que un conjunto brutal de texto. ¿Cómo no va a ser nuestro campo si nosotros somos especialistas en el texto?»
Pues eso. Que no, que los filólogos no somos bichos raros, que somos gente de este siglo. 😉 Si visitáis la página web del Molino de Ideas descubriréis algunos proyectos muy interesantes y divertidos.